miércoles, 10 de diciembre de 2008

Trabajo parcial 1.

La mente ética necesaria para el presente

Alfonso Nava de los Reyes

Módulo de Investigación

Tutora: Luz María Garay Cruz

ILCE/CECTE, Campus Siglo XXI, A.C.

Resumen
El autor reflexiona sobre la ética en la familia, la profesión y la investigación, a partir de la lectura de los capítulos “enseñar la comprensión” y “la ética del género humano”, de un texto de Edgar Morín; así como del capítulo “el plagio en el trabajo científico”, de un escrito de Raúl Rojas Soriano. Desde la teoría de la complejidad, destaca que los individuos producen relaciones que producen individuos, los ciudadanos crean contratos éticos que crean ciudadanos, los investigadores generan marcos científicos que generan investigadores. Asimismo, como la antropoética y la bioética, sugiere la introducción de los conceptos geoética, la familética, mentalidad profesional y la mentética.
Palabras clave: ética, familia, investigación, educación.
Introducción
La educación moral, base de la cultura, consiste en saber dar sitio a todas las nociones: en saber qué es lo principal, en lo que se debe exigir el extremo rigor; qué es lo secundario, en lo que se puede ser tolerante; y qué es lo inútil, en lo que se puede ser indiferente. Poseer este saber es haber adquirido el sentimiento de las categorías. Alfonso Reyes (1994).
La ética es el sistema de valores que regula la conducta de los seres humanos. Desde la teoría de la complejidad, la ética es una práctica concreta que produce una moral específica, a su vez, ésta orienta comportamientos particulares que contribuyen a generar una moral con pretensiones universales, que asimismo, crean conductas humanas compartidas y permitidas por el género humano.
En todo momento reproducimos y creamos sistemas de valores. A partir de esta idea y de la lectura de (Morín, 1999) y (Rojas, 1992) pretendo hacer un par de reflexiones en torno a la ética en la familia y la vida profesional, para enseguida, centrarme en responder algunas preguntas: ¿La ausencia de ética en el investigador puede afectar la calidad de sus investigaciones? ¿Qué une y separa a la investigación con la ética? ¿La distancia del investigador de la ética afecta su calidad de comprensión? ¿Es posible aunque condenable hacer ciencia sin someterse a los linderos de la ética? ¿Se pueden llegar a conclusiones objetivas y de validez científica sin atenerse a los rigores de la ética? ¿Cuándo se comete fraude moral en investigación? ¿Es posible una mente ética para el presente?
1. Familética y geoética necesarias para el presente.
Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.
Ortega y Gasset (1984)
Coincido con Edgar Morín (1999) cuando habla de la necesidad de educar a las personas en la "comprensión humana intersubjetiva… como condición y garantía… de la moral de la humanidad"; pero disiento de este lúcido pensador, cuando deja entrever que serán necesarios para el futuro. En el futuro seremos polvo, por ello, la comprensión debe conectarnos con nuestro presente.
Sostengo que aprender a comprender a los otros seres humanos es una aptitud necesaria en el presente, una competencia moral urgente en un ambiente de relaciones multiculturales y de "proximidad" (Morín, 1999), relaciones mutantes que se dan en la familia, en la pareja, en la amistad, en la vecindad.
Parafraseando a (Morín, 1999) "la tríada individuo-sociedad-especie", diríamos que los individuos producen la comprensión humana que produce a los individuos; los miembros de la familia reproducen la familia que reproduce los miembros de la familia. Esto resulta así, porque la ética orienta la vida de las personas desde la voluntad del individuo en su vinculación social y ambiental.
La conciencia ética le da sentido moral a la conducta con base en valores compartidos con otros (abuelos, padres, hermanos, concubinos), y le imprime orden a los propósitos humanos, al distinguir lo deseable de lo indeseable, la simple supervivencia, de la complejidad de la convivencia en un entorno familiar.
Las actitudes, aptitudes y competencias éticas provienen del individuo y se concretan en las relaciones y ámbitos de relación de la persona (hogar, vecindad, barrio, colonia, ciudad, país), estos últimos espacios, en los que los seres humanos forman a otros seres humanos. No hay ética posible sin consentimiento del individuo, como no hay ética sin sociedad, como no hay individuo sin verse permeado por la sociedad.
En este sendero, al introducir el concepto de "antropoética" Morín me hizo recordar la frase que aparece en el epígrafe (Ortega y Gasset, 1984), yo soy yo y mi cuerpo, y si lo salvo a él me salvo yo; soy yo y el otro y si lo salvo me salvo yo; soy yo y mi familia y si la salvo me salvo yo; yo soy yo y el planeta... yo soy yo y la Humanidad y si no la salvo a ella no me salvo yo.
En este sentido, propongo desarrollar la antropoética en dos dimensiones: la familética como la dimensión humana y ética de la familia humanizante; y la geoética como la autoconciencia humana de la ética planetaria para conservar la Tierra como espacio último de la "La Humanidad" (Morín, 1999), en el que es posible y puede lograrse la "mundialización de la comprensión, de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad (Morín, 1999). Ambas dimensiones son necesarias para el presente, para desarrollar la conciencia del individuo, la familia, el planeta y la Humanidad.
Propongo realizar talleres con padres y niños en todas las escuelas ensenándoles a practicar valores específicos de la familia. Podrían retomarse las catorce lecciones de la Cartilla moral de Alfonso Reyes (1994).
1. La ética en el ámbito profesional: mentalidad profesional
"Hay dos comprensiones: la comprensión intelectual u objetiva y la comprensión humana intersubjetiva" (Morín, 1999). Las dos son necesarias en el ámbito profesional.
Frente a un colega, un alumno, una autoridad, un padre de familia, son necesarias
la "empatía, identificación y proyección… apertura, simpatía (y) generosidad" (Morín, 1999). También son reconocidas la necesidad de información clara y precisa que propicie el intercambio de ideas sin "ruido"; compartir códigos de lenguaje que disminuyan la "polisemia"; interpretar las costumbres, tradiciones y valores del compañero y los miembros de la comunidad que utilizan los servicios y productos; comprender visiones diferentes y aún mentalidades distintas.
La "indiferencia" es inmoral en el profesionista que cae en ella, sin mantener la calidad en el servicio y productos, sin contribuir a elevar los estándares o innovar para prestigiar el ámbito de la profesión.
El "egocentrismo" contradice la ética profesional. Instalarse en el yo sin conexión con el entorno-individuo-profesión-sociedad-humanidad, termina por destapar al ególatra, que atribuye todos los éxitos a su presencia en el universo y acusa a los otros, de todas las fallas de la profesión.
Algunos de los males superiores que aprende el profesionista y rompen los compromisos éticos, radican en el "etnocentrismo" y el "sociocentrismo", que desembocan en la negación de la pluralidad, la multiculturalidad y la diferencia; cuyas manifestaciones más funestas aparecen en la discriminación, la subvaloración, la degradación, la ruptura de la meritocracia, la desigualdad, la inequidad y el aislamiento.
Propongo el aprendizaje profesional que estructure la mentalidad profesional, como el autoconocimiento de las limitaciones y potencialidades; conocer las atribuciones y obligaciones, entender los alcances de nuestra propia obra individual en la triada individuo-profesión-humanidad; mantenerse informado de los avances de nuestro campo; producir con calidad y contribuir a la disciplina por servicio y amor a la humanidad. El profesionista construye un mundo profesional que construye profesionistas.
Propongo realizar talleres de sensibilización para evaluar algunos actos a propuesta de los propios trabajadores, donde se reflexione y cuestione la viabilidad ética de los mismos.
2. La ética en la investigación: la mentética
Es impensable la investigación sin ética. La ética del investigador comienza con el compromiso de ser fiel al método científico para obtener resultados confiables y termina con la entrega de resultados concretos, objetivos, sin manipulación, sin conveniencias o sesgos.
La ética antecede a la formación del investigador, se consolida con el aprendizaje de la investigación y culmina con la consagración de la autoridad moral del investigador; por ello, como señala (Rojas, 1992), a la hora de entrenar investigadores, hace falta tener en consideración "una verdadera formación como científicos" que evite la "deshonestidad intelectual".
Al respecto, Sara (Galbán, 2006) nos informa acerca de los "aspectos éticos a considerar en la investigación: manejo de fuentes de consulta, claridad en los objetivos de la investigación, transparencia de los datos obtenidos, confidencialidad y profundidad en el desarrollo del tema".
Considero que el "plagio" es un crimen menor comparado con el "fraude" científico, con la introducción de conceptos que no responden a la objetividad, sino que fueron producto del sesgo, la incomprensión, la desidia, la negligencia, la irresponsabilidad del investigador y del individuo frente a sí mismo, a su disciplina, a su comunidad y a "la Humanidad".
Edgar Morín (1999) nos da una lección muy amplia en materia de ética para el investigador. No hay pérdida en los dos capítulos leídos a propósito de este ensayo, mismos que constituyen una lección de pensamiento crítico y formación científica, con referentes éticos que cumplen, en gran parte, las inquietudes de formación de investigadores que acusa (Rojas, 1999).
La ética del investigador pasa por la comprensión intelectual y aún por la comprensión humana. El investigador no es una máquina, ni un dios, ni un super dotado, sino un ser humano que trabaja para otros de su especie y su planeta, que requiere de la comprensión intelectual, en el sentido de que "Comprender significa intelectualmente aprehender en conjunto, com-prehendere, asir en conjunto (el texto y su contexto, las partes y el todo, lo múltiple y lo individual). La comprensión intelectual pasa por la inteligibilidad" (Morín, 1999).
Para la ética en el ámbito de investigación, entender la "complejidad", el "ruido" y la "polisemia", es tan importante como asimilar las múltiples posibilidades de valorar en su exacta dimensión, la existencia de una visión de la ciencia que difiere de la que se posee, aceptar la posibilidad de que aparezca una filosofía que es necesario comprender dentro de la propia filosofía del investigador.
Fenómenos como el "egocentrismo" son contrarios al pensamiento crítico y a la ética, por ello, resulta demoledora la afirmación de (Morín, 1999): "El mundo de los intelectuales, escritores o universitarios, que debería ser el más comprensivo, es el más gangrenado por el efecto de una hipertrofia del yo asumido por una necesidad de consagración y de gloria".
El "etnocentrismo" y el "sociocentrismo" tienen consecuencias funestas al generar paradigmas equivocados sobre la realidad social, natural y planetaria. Debemos asumir como carente de ética la postura de un investigador que actúa como si "indignación (suplanta) examen y análisis" (Morín, 1999).
El "espíritu reductor" nos confirma la falta de ética del investigador, porque siguiendo a (Morín, 1999): "Reducir el conocimiento de lo complejo al de uno de sus elementos, considerado como el más significativo, tiene consecuencias peores en ética que en estudios de física".
No son menos importantes "el bien pensar", "la introspección", "la conciencia de la complejidad humana", "la apertura simpática hacia los demás", la tolerancia, la comprensión de la tríada "individuo-sociedad-especie", investigador-ciencia-investigadores, relaciones todas que nacen de una concepción ética compleja y por lo mismo, tienen graves implicaciones en la investigación como proceso y como quehacer profesional.
Como una característica del investigador propongo la mentética, mente ética que constituya la dimensión moral de los procesos de investigación, una mentética necesaria para el presente en la formación de los investigadores, insustituible para el pensamiento crítico, asidero de la humildad y la valentía intelectual, imprescindible como la lógica para indagar sobre fenómenos trascendentes para la Humanidad, insoslayable para llegar a resultados de validez universal, forzosa para enriquecer la disciplina, ineludible para la honestidad intelectual, que enriquezca la mente intelectual, la mente profesional, "la mente creativa, la mente sintética, la mente respetuosa, la mente disciplinar, la mente ética" (Gardner).
Propongo tener un cartel pegado en la pared de cada investigador con las preguntas pertinentes acerca del rigor, el método, la transparencia y la confidencialidad; señalo preguntas y no el código de ética, porque la pregunta obliga a una respuesta, invita a la acción.
Conclusiones
Con nuestros actos, los seres humanos creamos la ética que forma seres humanos. Geoética, antropoética, familética, mentalidad profesional, son sólo algunos aprendizajes insustituibles para salvar la Humanidad.
La geoética es inaplazable en un mundo en el que los problemas ecológicos se siguen viendo distantes de la vida de cada ciudadano.
La familética resulta necesaria en el presente cuando observamos que se están, no sólo disolviendo tradicionales contratos familiares, sino que se están creando nuevos arreglos familiares, en los que la ética en el hogar crea a sus miembros y es recreada ella misma.
La mentalidad profesional va más allá de llegar temprano. Exige una actitud más proactiva para mejorar el campo de la profesión ateniéndose a la geoética, la antropoética y la familética. Cuando el individuo entra en relaciones profesionales, las dimensiones de la antropoética deben elevarse a los requerimientos de la mentalidad profesional, porque ésta propicia profesiones con alto nivel de conciencia moral.
Cuando la antropoética y la mentalidad profesional interactúen con la ética de la cultura, la geoética, la familética, llegaremos a un punto en el que resalte la mentética como práctica universal del investigador, como el aprovechamiento del pensamiento ético y el desarrollo de una ética del pensamiento, como la realización de la investigación ética y la comprensión de la ética de la investigación, como el surgimiento del investigador moral que realiza las investigaciones con ética.
Son necesarias la antropoética, la geoética, la familética y la mentética como cimientos espirituales de la civilización. En términos de la complejidad, la mentética se hace necesaria para el presente, como una condición para que los seres humanos troquelemos las circunstancias que troquelarán los seres humanos del presente, en el que consideren su individualidad, su integración a la sociedad, su pertenencia a la especie y su lugar en la Tierra.
Referencias
Galbán, S. (2006). La ética en la investigación. Recuperado el 12 de agosto de

2008, de

http://webcecte.orbis.org.mx/campus/file.php/47/sesion2/pres/investigacion_sesion_2.ppt
Gardner, H. (2005). Las cinco mentes del futuro. Un ensayo educativo. Barcelona:
Paidós.
Morín, E. (1999). Capítulo VI. Enseñar la comprensión; capítulo VII. La ética del género humano. En Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Correo de la UNESCO. Recuperado el 19 de agosto de 2008, de
http://webcecte.orbis.org.mx/campus/file.php/47/sesion3/lec_rec/los_siete_saberes_necesario.doc
Ortega y Gasset, J. (1984). Meditaciones del Quijote. México: REI.
Reyes, A. (1994). Cartilla Moral. México: CONACULTA, Alianza Editorial.
Rojas, S. (1992). Capítulo XVII. El plagio en el trabajo científico. En Formación de
investigadores educativos. México: Editorial Plaza y Valdés. Recuperado el 19 de agosto de 2008, de
http://webcecte.orbis.org.mx/campus/file.php/47/sesion3/lec_rec/plagio_en_ el_trabajo_cientifico.doc