martes, 15 de julio de 2008

De la expresión oral a la oratoria crítica

Alfonso Nava de los Reyes
Resumen
Aborda la necesidad de promover la auto observación consciente de la expresión oral y transitar hacia la práctica de la oratoria crítica para formar oradores críticos en alumnos, profesionistas y ciudadanos. La oratoria crítica es un concepto original propuesto en este trabajo.

Palabras clave: expresión oral, oratoria, habla, oratoria crítica, pensamiento crítico, actitudes de comunicación verbal y no verbal

Introducción: el orador crítico se forma
No pensamos en palabras, representamos con palabras los pensamientos, los verbalizamos (Zaltman, 2004).

Muchas personas soslayan la importancia de la expresión oral en las presentaciones formales, desatienden la manera cómo se expresan y el contenido que intentan comunicar, dejando impresiones de falta de preparación e incompetencia en compañeros, escuchas y colegas. Para sustentar esa afirmación, aplicando técnicas de observación participante, se recolectó información relevante de un caso específico, comprobándose que al nivel de las percepciones, al registrar y analizar comentarios del auditorio, los oradores transmitieron la sensación de no dominio del tema tratado. Estos hallazgos abrieron preguntas, entre ellas, ¿qué aptitudes o habilidades comunicativas están sin aflorar en cada una de las personas y explican estos fenómenos de expresión oral imprecisa y hasta ineficaz?
Reflexionar sobre este tipo de observaciones y preguntas motivaron la redacción de este ensayo, en torno a la necesidad de replantear la enseñanza de la expresión oral e introducir la oratoria desde la educación básica (Camarota y Mingrone, 2001; p. 21), con un propósito definido, éste es, el de formar niños, jóvenes, ciudadanos y profesionales cuyas competencias de comunicación verbal sean fuertes.
Como aportación original de este trabajo, se propone el concepto oratoria crítica y su práctica para la formación del orador crítico. Para desarrollar la propuesta se parte de las siguientes premisas: a) la expresión oral se puede perfeccionar mediante el entrenamiento e instrucción adecuada; b) se retoma la idea de que el acto de hablar o expresarse por medio oral es un atributo primitivo de los hombres y mujeres, sabiendo que desde “el nacimiento, el cerebro humano ya trae los circuitos neuronales, genéticamente programados, capaces de grabar en ellos cualquier idioma” (Mora, 2007; p. 158) y en condiciones normales reproducir oralmente una o varias lenguas.
Del habla a la oratoria crítica
Observar cómo se habla contribuye a conocer cómo se traducen en palabras y actitudes los pensamientos y emociones; sin embargo, tal parece que por tratarse de una capacidad de comunicación básica, se deja que la expresión oral u oratoria se produzca de una manera automática y hasta cierto punto incontrolada desde el terreno consciente, sin que se ponga mayor atención en el tipo de vocabulario que se posee, en la pronunciación que se produce, en las muletillas que se usan cuando se enuncian mensajes y en los mecanismos de persuasión o argumentación que se emplean para lograr trasmitir con eficacia ideas, puntos de vista o participar en sencillas conversaciones.
a) Desarrollo del habla
De acuerdo a sus usos y fines, hablar es un acto de recreación del universo que nos rodea –re crear, re presentar, describir-, constituye un fenómeno de comunicación y un medio de socialización. Es fácil deducir que la capacidad de expresión oral, radica en la anatomía física y en los procesos neurolingüísticos para producir sonidos articulados en sílabas, palabras y frases que componen un idioma, que permiten intercambiar significados y entrar en relación con los demás, siempre de manera intencionada, con el propósito de generar un impacto específico y en el que entran en juego, entre otras, actitudes éticas y críticas.
La ausencia del hábito de la auto observación del desarrollo de la capacidad oratoria o autocontrol de lo que se dice y el modo en que se pronuncia, puede resultar comprensible cuando se conoce que aprendemos a expresar palabras por imitación y que “por lo menos un 95% de toda la cognición se produce por debajo del nivel de conciencia, en las sombras de la mente, mientras que sólo un 5%, como máximo, se produce en la conciencia de orden alto” (Zaltman, 2004); resultando un mecanismo de escucha y grabación que tal vez, empieza desde el vientre materno cuando se escuchan las pláticas en que participa una madre; más tarde y a partir del nacimiento, se siguen oyendo entonaciones y determinados volúmenes que acompañan a las palabras, se escuchan y ven las modalidades en que una persona habrá de expresarse a través del verbo, una vez que el llanto deja de ser el único lenguaje por medio del cual se manifiestan sentimientos, necesidades y pensamientos.
Desde que surge la primera palabra –después de año y medio de edad (Mora, 2007; p. 158)- se desencadenará un aprendizaje oratorio a través de la fijación y uso de mayor número de vocablos con significado específico que habrán de integrarse al vocabulario, a la capacidad para concebir y nombrar el mundo circundante, también contribuirán en la inserción activa en la sociedad de la que se forma parte como ciudadano.
b) Declive de la expresión oral
Son conocidos los espectáculos “realistas” televisivos mexicanos como el Gran Hermano o La Academia que mostraron un fenómeno oratorio que apuntala el comentario de que tanto en México, probablemente en otras naciones de habla hispana, entre ellas Argentina, según explican (Camarota y Mingrone, 2001; p. 21):
El empobrecimiento del lenguaje es uno de los temas que los educadores observan con preocupación en la actualidad... En todos sus registros y niveles se está produciendo una degeneración de la palabra hablada: en la conversación usual, en el empobrecimiento de la lengua, en la habitual grosería de los diálogos teatrales o cinematográficos, en la radio y la televisión (pp. 21 y 23).
Mi experiencia como instructor de oratoria y la referencia tan próxima con casos documentados como los mencionados en el párrafo anterior, me llevaron a realizar una “observación participante” –como “observador completo” (Mayan, 2001)- en el territorio formal de la expresión oral; concepto que delimito como reuniones cuyo fin se estipula organizado para el aprendizaje, información y tratamiento de temas de interés público, encuentros que representan espacios de relación y comunicación en los que es posible detectar: hablar inseguro, uso de interjecciones, contracciones e imprecisiones del tipo cosa para referirse a todo por prescindir de la denominación precisa, entre otros aspectos interesantes relacionados con la oratoria.
La observación participante permitió sustentar la hipótesis que he venido manejando acerca del declive de las competencias oratorias, en torno a que en cualquier campo de actividad profesional encontramos expositores con grados académicos y sin ellos, con cargos públicos, que muestran una expresión oral deficiente y que recurren a la reiterada exposición-lectura, sea por medio de la lectura oral en papel o en presentaciones digitales; esto incluye también “la oratoria académica y el sistema escolar”, en la que es posible constatar la lectura a través del “uso inmisericorde del Power Point” (Laborda, 2001; p. 4).
c) Debate sobre el término oratoria
El concepto de la oratoria tradicional tiene sus adeptos y sus críticos. Sus defensores exaltan las virtudes, la convierten en atributo de extrema cultura y actividad de concurso estético verbal, contribuyendo desde esa perspectiva a que sea vista como un arte en el que sólo unos cuantos pueden destacar. De la otra parte, sus detractores, algunas veces la han menospreciado -como lo hizo Platón (Ortega, 1997; p. 14)-, la han intentado desvirtuar de manera equívoca confundiendo la conducta moral del hablante con los alcances de la oratoria; asimismo, por observación incompleta la vinculan con aspectos negativos de la manipulación de masas del propagandista o el empleo demagógico del lenguaje por parte del político inmoral -por ejemplo, como en el caso de la administración Bush a la que se acusa de divulgar una “política del miedo” (Gore, 2007; pp. 35-43)-.
Ambos bandos debiesen reconsiderar los juicios extremos en relación a la oratoria y reubicarla como una competencia humana básica, la cual es posible mejorar en cada persona, en consecuencia, en la que es deseable trabajar de manera disciplinar con el propósito de dotar a los ciudadanos con un instrumento fundamental para las sociedades democráticas que precisan de la participación activa (pasiva sería sólo votar) y propositiva (deliberar y ofrecer opiniones); e incluso, desde el punto de vista de la democracia dejar de considerar el aprendizaje de la oratoria como un privilegio de clase: “Habilidad central en la formación de los jóvenes en las escuelas de elite (sic) en el pasado, y en muchas actuales, la hemos ido descuidando como parte del proyecto que algunos han caracterizado acertadamente como la ‘enseñanza de la ignorancia’.” (Etcheverry, 2001).
d) Oratoria crítica: definición y características
Para tomar distancia conceptual y pragmática de la oratoria propuesta por sus defensores radicales y sus detractores, se propone la construcción de un nuevo concepto en torno a la comunicación oral eficaz que ayude a diferenciar la tradicional concepción de la oratoria como don, que al mismo tiempo, contribuya a desligarla del desprestigio de algunas profesiones para acentuar la necesidad de su revaloración social; este término diferenciador es el de oratoria crítica, una construcción novedosa que es el resultado de una convergencia entre pensar y orar, entre las habilidades, actitudes y principios de la oratoria contemporánea con los del “pensamiento crítico” (Espíndola, 1996).
La oratoria crítica se define como una disciplina de comunicación personal que aprovecha la “mente disciplinada” (Gardner, 2005) para verbalizar con calidad los pensamientos, un acto de expresión oral que integra “inteligencia emocional y social” (Goleman, 1995, 2006) para lograr empatía, una práctica disciplinar del lenguaje hablado que amalgama el desarrollo de habilidades lingüísticas, enciclopédicas y “actitudes mentales” críticas (Espíndola, 1996), utilizando la auto observación y el cuidado de las actitudes no verbales de comunicación que acompañan al lenguaje oral.
Retomando las ideas, conceptos y adjetivos sobre pensamiento crítico de Richard Paul (Espíndola, ídem), me atrevo a afirmar que la oratoria crítica consiste en: a) el acto de hablar pensando acerca de lo que se dice mientras se habla, de tal forma que se construya un mensaje más “claro, preciso, exacto, relevante, consistente, justo”, sencillo y empático; b) la práctica oral del “escepticismo constructivo”; c) la expresión oral que identifica y desecha prejuicios y comprende que en el mar de la diversidad de opiniones, la del orador es sólo una; d) la comunicación personal que se desarrolla con autoconciencia, a profundidad, en el plano emocional y racional; e) la acción de hablar que debe “certificar lo que uno sabe”, lo que se cree y ayuda a aclarar lo que se expresa y a expresar con precisión lo que se aclara.
Sostengo que la habilidad oratoria con actitudes críticas es una competencia deseable para los seres humanos que puede ser objeto de análisis y refinamiento. De la misma forma que Paul respecto al pensamiento crítico, considero que: si la oratoria crítica se utiliza con intención encubierta de manipular, ocultar hechos y defender ideas que de antemano se sabe son contrarios a la verdad, hablamos de una oratoria crítica “sofista o débil”. Si la oratoria crítica se produce con intención abierta de contribuir, de participar, de aportar, de hablar conforme a la verdad y con ética, evidenciamos una oratoria crítica “fuerte o justa”.
Cuadro 1. Actitudes de comunicación verbales (ACV) y no verbales ACNV)
Expresión del rostro 55%
de eficacia
Dentro de las ACNV 55%
son signos gestuales (Mehrabian, A.)
Impacto visual 55%
Voz 38%
Dentro de las ACNV 38%
son signos vocales (Mehrabian, A.)
Impacto vocal 38%
Rostro y voz 93%
Las AC están definidas en 93%
por signos NV (Birdwistel, R.)
Visual, vocal 93%
Discurso 7%
Los signos verbales definen 7%
de las AC (Birdwistel, R.)
Verbal 7%
Fuente: elaboración propia con base en (Debray, R. 1995; p. 19). (Gordoa, V. 2003; p. 123 y 141). (Camarota y Mingrone, 2007; p. 163)

e) Como te oyen y te ven, te tratan
Para fortalecer el punto de vista de la oratoria crítica, se recogen opiniones de autores que se han basado en los estudios de Albert Mehrabian y Ray Birdwistel, en relación a que el habla o expresión oral es un medio insuficiente por sí mismo cuando se busca comunicar con eficacia pensamientos, información o se intenta enseñar, por ello, en la oratoria crítica para la formación ciudadana, propongo el ejercicio del pensamiento crítico, el cuidado del lenguaje verbal, no verbal y emocional.
En pocas palabras, el Cuadro 1 muestra que a las personas se les aprecia y clasifica, se les percibe y encuadra por lo que hacen, lo que parecen, lo que dicen y la forma en que lo dicen. En los estudios de Mehrabian sobre actitudes de comunicación para manifestar lo que gusta y desagrada, se descubrió que hasta 55% de lo que una persona trasmite, radica en la expresión del rostro (lenguaje corporal), 38% se soporta en la voz (volumen, timbre, tono) y 7% en las palabras (discurso, signos verbales).
Sin entrar en mayores detalles, el Cuadro 2 muestra que en la vida cotidiana entre un 65% y hasta un 80% de los actos de comunicación se produce a través de canales no verbales; en consecuencia, entre un 20% y un 35% de los actos de comunicación de definen por medios verbales (palabras). Probablemente, si en un día común, una persona participa en 10 actos de intercambio de mensajes, hasta 8 de ellos serán producidos e interpretados (decodificados, entendidos, comprendidos) por estímulos distintos a las palabras.
Cuadro 2. Intercambio de mensajes y significados
Por canales no verbales, intercambiamos mensajes y significados
Corporal:
contacto físico, gestos, postura, distancia, contacto visual, mirada, dilatación de pupilas, ropa, adornos sentido del tiempo
Hasta 80%
65%
de los mensajes son resultado de estímulos no verbales (NV)
Voz
Verbal
Palabras
20%
35%
de los mensajes son decodificados en impacto por estímulos verbales.
Fuente: elaboración propia con base en (Zaltman, G. 2004; p. 71 y 72), (Gordoa, V. 2003; p. 123)

Conclusiones: niño que habla, ciudadano listo
Observar cómo se habla, entrenar y formarse en la oratoria crítica resulta trascendente para la vida diaria, la academia y el ejercicio profesional, ya que permitiría: pronunciar con corrección, preparar contenidos, usar con tino los apoyos audiovisuales, encontrar estrategias que mantengan el interés del oyente, apoyar los conocimientos en aptitudes verbales desarrolladas, proyectar actitudes corporales relajadas que trasmitan dominio de la situación y disciplinar los procesos mentales ligados a la verbalización de pensamientos y emociones, de aspiraciones y propuestas que contribuyan a fortalecer el foro público en que debe tener su asiento la democracia.
A través de la oratoria crítica, la exposición verbal pública puede ser una experiencia grata, meta cognitiva, participativa y democrática, tanto para quien habla como para quien escucha, siempre que medien estrategias adecuadas, aptitudes desarrolladas, actitudes afiladas y recursos necesarios que sean manejados con armonía y objetivos precisos, como producto de un entrenamiento o formación consciente del potencial orador crítico que hay en cada uno de los seres humanos.
En el hogar, la comunidad, la escuela, la ocupación laboral, la relación social y la participación en la vida pública, los actos de habla se convertirán en una acción rutinaria en la que algunos mostrarán competencia oratoria crítica nula, otros aceptable o destacada. Por esta capacidad verbal crítica, se tendrán mayores posibilidades de influir en el entorno y “en la configuración deliberativa del futuro” (Bolívar, 2007; p. 35) de la sociedad de la que se forma parte, transformándose de niño que habla en ciudadano participativo a través de la palabra crítica y acciones colectivas.
Referencias
Bolívar, A. (2007). Educación para la ciudadanía. Barcelona: Graó.
Camarota, H. & Mingrone, P. (2007). Oratoria para el éxito interpersonal, social, empresarial
y pedagógico (3ª ed.). Buenos Aires: Bonum.
Debray, R. (1995). El Estado seductor: las revoluciones mediológicas del poder. Buenos
Aires: Manantial.
Espíndola, J. (1996). Pensamiento Crítico. En: Reingeniería Educativa. México: Colección
Biblioteca de la Educación Superior. pp. 105-106.
Etcheverry, G. (2007). La pérdida de la lengua y el ocaso del debate. En Camarota, H. &
Mingrone, P. (2007). Oratoria para el éxito interpersonal, social, empresarial y
pedagógico (3ª ed.). Buenos Aires: Bonum.
Gardner, H. (2005). La mente disciplinada en: Las cinco mentes del futuro. Un ensayo
educativo. Barcelona: Paidós; pp. 23-40.
Goleman, D. (2006). Inteligencia social. México: Planeta.
Gordoa, V. (2005). Imagología. Todo lo que necesita saber para crear su imagen pública.
México: Grijalbo.
Gore, A. (2007). El ataque contra la razón. México: Random House Mondadori.
Mayan, M. 2001. Una Introducción a los Métodos Cualitativos: Módulo de Entrenamiento para
Estudiantes y Profesionales. Alberta: Qual Institute Press; pp. 11-14. Recuperado el 12 de mayo de 2008, de
http://www.ualberta.ca/~iiqm/pdfs/introduccion.pdf
Mora, F. (2007). Neurocultura. Una cultura basada en el cerebro. Madrid: Alianza Editorial.
Laborda, X. (2001). Televisión y sofistas: notas sobre la palabra, el silencio y el ruido. V
Jornades Educatives de l’Observatori Europeu de Televisió Infantil. Observatori Europeu de la Televisió Infantil, Barcelona. Recuperado el 6 de mayo de 2008, de
http://www.sant-cugat.net/laborda/
Ortega, A. (1997). Retórica: el arte de hablar en público. Madrid: Colección Veintiuno.
Zaltman, G. (2004). Cómo piensan los consumidores. Barcelona: Urano.

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