martes, 15 de julio de 2008

La mente disciplinada (Gardner, 2005)

Resumen
Muchos estudiantes de todo el mundo y en todas las materias adquieren conocimientos factuales de varias asignaturas pero no han aprendido a pensar de manera disciplinada, en tanto, a preguntas nuevas y problemas inesperados dan respuestas y soluciones en las que no emplean conceptos y teorías que recibieron en clase.
A lo largo de mil años, la educación formal ha pasado de una orientación religiosa a una laica, las capacidades exigidas al alumno han cambiado, en especial pasar de la memorización a la interpretación. La instrucción primaria tiene tres facetas: 1) aptitudes básicas, 2) aclimatarse al aprendizaje descontextualizado y 3) conocer a otros niños. Después de las primaria se espera que fortalezcan las aptitudes básicas y aprendan contenidos de varias materiales básicas, uso de la computadora y otro idioma. Sin embargo, ¿por qué parecen no entender y no aplican lo que vieron en clase?
Para disciplinar la mente los enseñantes pueden identificar dones e intereses compartidos, hacer demostraciones de formas de pensar, realizar tareas, retroalimentar y superar sucesivas dificultades. La mayoría de estudiantes no ingresará a una disciplina concreta. El autor sugiere enseñar a los ciudadanos del futuro a pensar como se hace en cuatro materias: ciencia, matemáticas, historia y arte.
La mente disciplinada se logra a través de cuatro pasos: 1) identificar lo importante en temas, conceptos, contenidos y métodos; 2) dedicar tiempo al estudio; 3) abordar los temas de diversas maneras; y 4) comprobar con variadas oportunidades la comprensión. Los exámenes deben plantear problemas nuevos que desafíen el grado de comprensión de los estudiantes. Con un método disciplinario débil o inexistente, la persona carece de instrucción, aunque pueda haber memorizado algunos temas. La memorización es irrelevante en el mundo actual –sino es por gusto poético o teatral-: primero, en tanto la información se encuentra con mayor facilidad a través de buscadores; segundo, adquirir un método disciplinario (alfabetización cultura) para enfrentar la vida es más útil. Despertar el gusto por la comprensión es más trascendente.
Una persona disciplinada es aquella que tiene hábitos de constancia que le permiten avances sucesivos. La disciplina tiene que ser menos ritualista y más interiorizada para seguir aprendiendo durante toda la vida porque: 1) comprenden la acumulación de conocimientos y 2) disfrutan del aprendizaje continuo.
Gardner, H. (2005). La mente disciplinada en: Las cinco mentes del futuro. Un ensayo educativo. Barcelona: Paidós; pp. 23-40.

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